Portada del sitio > OPINIÓN > UNA TRABAJADORA SEXUAL ENTRE JUEZAS Y JUECES

UNA TRABAJADORA SEXUAL ENTRE JUEZAS Y JUECES

Lunes 1ro de noviembre de 2021, por Conxa Borrell

No siempre una trabajadora sexual tiene la oportunidad de expresarse con suma claridad y sin tapujos frente a una asociación de juezas y jueces. Y lo admito, es un público que impresiona.

Pero una no puede dejar pasar la oportunidad de dar a conocer nuestra realidad, la del colectivo entero, a una parte de la cúpula judicial. Así que, cuando recibimos la invitación para asistir a las Jornadas de lo Social de Juezas y Jueces para la Democracia, simplemente dijimos que ahí estaríamos.

Valencia, 21 y 22 de octubre. Repasé la ponencia mil veces, queriendo decir en apenas quince minutos lo que necesitaríamos dos semanas para contar con todo detalle. Pero el tiempo apremia y un cronómetro junto a tu ordenador te recuerda que tienes que concentrar todo el mensaje en unas pocas líneas. Pocas veces leo una ponencia, suelo ir por puntos y desarrollarlos, pero ser la última ponente de la mesa, hace que haya un poquito más de presión con el tiempo, porque éste se consume con las intervenciones anteriores. -Nada de disertación-, concéntrate en el texto y no te saltes nada demasiado importante Conxa.

Pero es imposible para mí, resumir tanto agravio, tanta violencia, tanta ignorancia de nuestras peticiones por un lado y de nuestras presencias por otro que, sé que no podré contar todo cuánto mi rabia quiere gritar. Había ponentes muy importantes, juezas y jueces que han dado la cara en sentencias favorables al ejercicio del trabajo sexual. Personas que son conscientes del abuso y explotación sexual a los que están sometidas las mujeres que trabajan para terceros.

Otros magistrados no conocían nuestra realidad y se quedaron impactados al conocer el día a día de las trabajadoras sexuales. Lo desangeladas que estamos por parte de papá Estado que, dice querer salvarnos, pero que no nos ofrece planes alternativos ni como salida laboral, ni por supuesto al problema de vivienda que muchas de nuestras compañeras han tenido, tienen y tendrán si el prohibicionismo llega a España. Añadamos al plan maestro del Gobierno, que muchas de nosotras, simplemente no queremos otro trabajo. Queremos el trabajo que ya estamos realizando, por distintos motivos y realidades, pero es lo que muchas deseamos
hacer. Diga el Estado lo que diga y proponga las leyes que proponga, hay miles de personas en este país que no deseamos ser otra cosa que Trabajadoras Sexuales.

¿Nos van a obligar a vivir en la más completa clandestinidad? ¿Nos van a criminalizar…aún más ¿Nos van a marginar…aún más? Quieren que vivamos escondidas, sin derechos, estigmatizadas, a merced de la corrupción y las mafias, poniendo en peligro a las personas que vivan con nosotras como parejas o hijes mayores de edad, que podrán ser considerados nuestros proxenetas. Con mil reflexiones como éstas, escribo y presento mi ponencia en estas Jornadas de JJxD que les dejo a continuación.

PONENCIA JxD OCTUBRE 2021

- Qué difícil es ser una persona trabajadora sexual en este país.
- Qué difícil es ser una persona precaria y sin derechos.
- Ambas situaciones van de la mano.
- Qué difícil es ser una persona que pertenece a cualquier grupo minoritario y no ser agredida física, psicológica y laboralmente en este país.
- Qué difícil es ser una persona racializada y migrante en este país de supuesta acogida.
- Qué difícil es ser una persona LGTBI en este país.
- Qué difícil es ser una persona trans en este país.
- Qué difícil es ser mujer en este país.

No nos quejamos del Gobierno actual, que podríamos. Y no nos quejamos de este Gobierno porque, en definitiva, todos son iguales y todos están vendidos al gran capital.

¿Dónde están las soluciones para las astronómicas subidas en las facturas de la luz desde este verano? El Gobierno ha preferido rebajar los impuestos, de los que nos beneficiamos todas las ciudadanas, antes que enfrentarse al capital, a Las Eléctricas.

Nos quejamos de que, a nadie, en las instituciones les importamos en absoluto. ¿Qué no tenemos contratos? ¡Mala suerte, haber sido una mujer decente!
¿Qué cómo trabajadoras sexuales durante la fase más dura de la pandemia, nuestras compas en la calle no podían ejercer y ganar su dinero por el toque de queda?

¡Mala suerte, haber sido una mujer decente!
¿Qué aún a día de hoy, las compañeras en los clubs no pueden trabajar con normalidad por el COVID?
¡Mala suerte, haber sido una mujer decente!
Porque las mujeres decentes no tienen que enfrentarse a que las comparen con contenedores de semen o a verse reducidas a tres agujeros.

Así es como nos trata el peor sector del mal llamado abolicionismo institucional.
Que de una vez se quiten la careta y digan alto y claro que son prohibicionistas. Que no les interesa ni el presente ni el futuro de las personas que ejercemos trabajo sexual, sólo les importa “salvarnos”.

Cuando ni siquiera han tenido la decencia de preguntarnos si necesitamos o si queremos, ser salvadas. Nos vendieron el IMV como la salvación pata todas las personas en situaciones precarias, nos dijeron mil veces que ningún colectivo iba a
quedar atrás, pero se dejaron atrás a muchas personas.

No les importó que las mujeres que vivían en los clubs como huéspedes del hotel, se vieran en la calle de un día para otro. No importó que no pudiesen acceder a comedores sociales o a ayudas institucionales, porque nunca antes habían pedido una ayuda social y no estaban en el sistema salvador.

Las trabajadoras sexuales viven de su trabajo y de sus ingresos y ésta es una realidad que se ha visto a la hora de gestionar ayudas sociales para las más desprotegidas.

Si nunca usaste los Servicios Sociales, no tienes derecho a los Servicios Sociales.
Ok, todo tiene mucho sentido. Pero no para quienes no tenían para pagar los suministros básicos, los alquileres de sus viviendas, las necesidades de sus hijes y por supuesto la comida y los artículos de higiene.

Son, somos OTRAS, sin recursos, con la ayuda de una sociedad que vive la realidad de la calle, de la subsistencia, del día a día con sueldos de miseria, contratos de pacotilla y explotación laboral en todos los sectores posibles, industria en general y en particular la textil y la agraria, el sector de los cuidados y la limpieza.
Pero eso no importa tanto, porque no usan su sexualidad para trabajar y, además, son casos aislados, dicen…

Porque si trabajas con tu sexualidad, no mereces estar en el sistema como una ciudadana de pleno derecho, si no como una víctima integral del sistema prostitucional, ergo machista y explotador.

Sin embargo, a todas las mujeres trabajadoras sexuales a las que preguntamos desde el sindicato OTRAS, si desean cambiar de profesión,

nos responden que no. Que éste es el trabajo que desean hacer y seguir
haciendo. Parece que, de decencia y de moral va la cosa, de que explotar nuestro capital erótico y cobrar por lo que las personas “decentes” hacen de forma
gratuita, es inmoral y es explotación sexual.

Un día tendrán que contarnos despacito qué es la explotación sexual. Porque nosotras sólo vemos a nuestro alrededor explotación laboral. Los empresarios, mal llamados proxenetas, los amos y señores de la tercería locativa, se escudan en que, si contratan a sus trabajadoras, podrían ir a la cárcel, lo cual no es cierto, pero de ese modo, acallan la voz de sus trabajadoras.

El proxenetismo está muy bien tipificado en nuestro CP en el punto 1 del artículo 187:

Artículo 187. 1. El que induzca, promueva, favorezca o facilite la prostitución de una persona menor de edad o incapaz, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.

En una cosa coincidimos con la ministra Irene Montero, creemos que hay que reformar este artículo, pero endureciendo las penas de privación de libertad y el cierre definitivo de los negocios de tercería locativa que tengan abiertos estos sujetos.

La realidad es que los empresarios de los locales de la tercería locativa, se ahorran los pagos a la TGSS y a Hacienda, no pagan sueldos a las trabajadoras sexuales y se lo han arreglado perfectamente bien, para que el Supremo les anule el pago de las multas. Eso es lo que nos han contado ellos mismos, muy orgullosos además. De este modo, en un entramado judicial en el que saben moverse perfectamente, tienen mano de obra gratuita, por la cual casi nunca se les penaliza.

En esta línea cabe recordar a nuestra compañera Evelyn Rochel que, logró ganar, tras muchos años de lucha a un gigante de la industria como es el grupo La Florida, propietario entre otros, del Club Flowers en Madrid.

Es incomprensible que La Justicia dé la razón a unos y a otras. La tercería locativa está entre las cejas de Doña Irene, pero ni a ella ni a su equipo, les preocupa lo más mínimo qué va suceder con nuestras compañeras el día que cierren los clubs.
Muchas llevan tantos años trabajando en el mismo Club, que incluso están empadronadas ahí, porque ése es el único lugar al que pueden llamar hogar.

En esta profesión, en la que calculamos que más del 80% de las mujeres que lo ejercen son migrantes, muchas de ellas carecen de una situación administrativa regular.

Si hubiesen tenido un contrato, si ése contrato hubiese sido obligatorio, como lo era y lo es para el resto de los empresarios de cualquier otro sector, estas trabajadoras a día de hoy tendrían más de 30 años cotizados en la TGSS y podrían pensar en una vejez honorable, coherente.

Me niego a usar la palabra digna porque el sector prohibicionista se ha encargado de envilecerla, como si la dignidad no tuviera que ver con el trabajo sexual, cuanto menos con el ejercicio de la prostitución. Les regalo hoy, desde aquí, la palabra dignidad que tanto les gusta a las prohibicionistas y nosotras nos quedamos con honorable, que nos representa mucho más.

Los contratos laborales generan sueldos y nóminas, que a su vez, otorgan a las mujeres derechos a gestionar su estancia en Europa, a moverse con libertad y a no temer a las FCSE.

Los contratos laborales para aquellas compañeras que trabajan para terceros, asegurarán papeles para las migrantes irregulares, que por fin podrán ser ciudadanas de pleno derecho.

Los contratos aseguran estabilidad económica, algo de lo que las TS hemos carecido siempre. Poder seguir cobrando cuando nos acatarremos o nos torzamos un tobillo, cuando tengamos una regla dolorosa o nos embaracemos. Y dejar de soñar con una jubilación, para que ésta pase a ser una realidad.

Por todo esto y muchas otras cosas más, creamos el Sindicato OTRAS, para defendernos de la explotación laboral a la que el ESTADO nos tiene obligadas. El ESTADO debería defendernos de los abusos empresariales, estar del lado de unas trabajadoras que precisan derechos. Sin embargo, es el propio Estado quien prefiere mantenernos a toda costa, fuera del sistema. Cabe preguntarse por qué. ¿Cómo no vamos a defendernos? ¿Acaso esperaban que nos quedásemos quietecitas mientras nosotras y nuestres hijes morían de hambre?

Ah bueno…es que en su cerebro las TS sólo podemos abrirnos de piernas y ser penetradas por 30 penes al día, aunque el día tiene 24 horas y no nos salen los números.

No se les ocurrió que podíamos plantar batalla. Y se equivocaron. NosOTRAS no sólo somos TS, también somos seres humanos, no contenedores de semen, como ellas se espeñan en llamarnos. Pensamos, sentimos, estudiamos, nos formamos, montamos sindicatos y lo que nos venga en gana, porque para eso llevamos muchos años trabajando el estigma en el que quieren vernos hundidas. Sí, somos PUTAS EMPODERADAS, les guste o no. Y no, no les gusta, lo sabemos. Pero a nosotras no nos gustan los totalitarismos de un ministerio que no se digna a responder nuestros emails ni mucho menos a recibirnos para tener una charla sobre feminismo de tú a tú.

Porque ellas son mejores, para ellas no somos sus iguales, somos entes sin conciencia, sin formación, sin espíritu... ¡SIN DIGNIDAD! Y les hemos salido respondonas, rebeldes, indignas, muy putas, con conciencia de clase, con ganas de obtener los derechos que nos merecemos como trabajadoras, con la fuerza y la energía para pelear:

Desde las enmiendas que hemos presentado a los grupos parlamentarios, a la Ley de Libertad Sexual hasta la formación político-sindical.

Desde plantarnos frente al Congreso, donde trabajan y/o trabajaban muchos de nuestros clientes de distintos grupos parlamentarios hasta…bueno hasta lo que se nos ponga entre ceja y ceja.

Las “pobrecitas mujeres” en situación de prostitución o prostituídas no se van a rendir hasta conseguir lo que quieren y necesitan, sin olvidar a las víctimas de trata, que merecen todo el apoyo legal que se les niega sistemáticamente, si no colaboran denunciando a sus tratantes.

¡Vamos! Qué no están las víctimas de trata lo suficientemente amenazadas ellas y sus familias, para que también venga la UCRIF a decirles lo que tienen qué hacer, aunque ello acarree graves consecuencias para ellas y su entorno familiar.

Más Tratado de Palermo y menos prohibicionismo.
Más derechos y menos demagogia.
Más mujeres empoderadas y sindicalistas y menos políticas de salón.
Más sororidad y resiliencia y menos fascismo feminista.

Conxa Borrell
Octubre 2021