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¿¿¿SÍ ES SÍ…O TAL VEZ NO???

Domingo 3 de octubre de 2021, por Conxa Borrell

Las trabajadoras sexuales tenemos entre manos un asunto muy delicado, que nos puede cambiar la vida. Y no, no hablo de los genitales de nadie, si no de nuestro futuro; en concreto en el sector de la prostitución.

Si la tercería locativa acaba siendo penalizada, las personas que ejercemos prostitución pasaremos a ser perseguidas, nosotras y nuestros clientes y clientas.
No es posible que una ley que pretende hablar sobre libertad sexual, socave la voluntad de cientos de miles de mujeres que ejercen la prostitución en el Reino de España porque es el trabajo que han elegido, o el que pueden ejercer por falta de documentación administrativa en regla. Pasaremos de ser mujeres fuertes y empoderadas a víctimas de trata, sólo porque a una ministra le parece que es lo correcto. Y se atreven a llamarlo feminismo, así tal cual; sin hablar con nosotras, sin tener en cuenta nuestras opiniones, nuestras opciones, nuestras voces y por encima de todo, nuestros derechos.

Las Trabajadoras Sexuales siempre hemos sido unas mujeres fuertes, emprendedoras, madres solteras, mujeres maltratadas por la vida y mil circunstancias aleatorias y siempre nos hemos sabido sacar las castañas de fuego solitas. Pero desde hace años, ya no estamos solas, hemos aprendido a caminar en manada, a darnos la mano unas a otras, a hacer camino, donde sólo había rastrojos, a movernos por todo el mundo con la única idea en la cabeza de ser independientes económicamente y sacar adelante a nuestras familias.
Éste no es un trabajo que vaya a desaparecer porque una ministra lo declare ilegal, pero hay algo que sí conseguirá: hacer de nosotras o unas víctimas o unas delincuentes.

También nuestras parejas e incluso nuestros hijos mayores de edad, podrían ser acusados y condenados por proxenetismo, puesto que comen y se alimentan gracias a nuestros ingresos.

Tampoco podremos compartir piso con otras compañeras, porque la titular del contrato de alquiler, será definitivamente una proxeneta, se acabó el sueño de poder trabajar en modo cooperativa. Nos jugamos mucho las TS en este sentido, no podemos quedarnos de brazos cruzados y mirar la vida pasar.
Es nuestro derecho, pero también nuestra responsabilidad luchar por nosotras mismas y por nuestras hermanas. Por nuestras abuelas, pero también por nuestras nietas.

Para poder disfrutar de los derechos que tendríamos como mujeres contratadas y también para asegurarnos una jubilación apropiada.

Y no estamos solas, tenemos aliadas que nos acompañan en nuestro camino y nos sostienen la mano y sufren por ello. Sus carreras peligran, sus sueños profesionales se evaporan y son calumniadas, sufriendo grandes dosis de violencia, gratuita por parte de quien la ejerce y con un gran coste emocional y psicológico por parte de quienes la reciben.

Esta lucha continúa. No nos hemos acobardado antes y no lo haremos ahora.
Juntas somos el mejor ejemplo de hermandad, solidaridad, sororidad y resiliencia.
Pongámonos en marcha!

Conxa Borrell