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El amor está pasado de moda. Qué le vamos a hacer.

Lunes 1ro de noviembre de 2021, por Musa Meliflua

Es un hecho. De un tiempo a esta parte, multitud de voces se alzan en contra del amor romántico. En ocasiones, desnudando al concepto del adjetivo que le acompaña, declarando así la lucha armada contra el concepto de amor en general.

Desde la sexología nos preguntamos qué es el amor romántico. Qué causa en las personas como para que sufra la persecución de tantxs detractores (especialmente desde algunos sectores del feminismo).

El amor romántico no es otra cosa que un vínculo apasionado espiritual, emocional y sexual entre personas, que refleja una alta estima mutua.

-¿De qué se me acusa, señor juez?- pregunta tembloroso el amor.
-Se le acusa de provocación de violencia, malos tratos y opresión para con las mujeres.

Las redes comienzan a plagarse de multitud de ponencias, charlas, cursos e incluso “comunidades” que aleccionan sobre “cómo salir del amor”. Así de duro. Como si de narcóticos se tratase. Investigo colándome en estos cursos y encuentro frases como:

“Lo más importante es que las mujeres lleguen a un punto en que prefieran estar solas a tener una pareja que les haga sufrir”

“Enseñemos a las niñas y niños a que solo acepten relaciones donde los cuidados sean mutuos”

A veces me pregunto si no nos estamos volviendo locxs declarando la guerra a todo lo que nos rodea.

-“Muerte al amor romántico”- claman. Sin ser conscientes de que si matamos al amor estamos cercenando uno de los pilares vertebrales de nuestra sociedad: los vínculos. Los vínculos son de vital importancia ya que son la causa de que el ser humano haya evolucionado con tanta eficacia y velocidad. Tanto es así, que la creación de vínculos altruistas es lo que nos diferencia claramente de otras especies.

Hablan de “preferir estar solo a tener una pareja que te hace sufrir”, ignorando que el amor no es el culpable. Que gran parte del sufrimiento lo creamos nosotros mismos por distorsiones cognitivas, por temores, por absolutismos, por egoísmos. No es al amor a quien hay que matar. Somos los seres humanos los que nos hemos de trabajar.

Hablan de “enseñar a los niñxs a solo aceptar relaciones donde los cuidados sean mutuos”. Sin ser conscientes de la gran dificultad que entraña medir si los cuidados son mutuos a partes iguales o no. O, ¿acaso proponen que se redacte una hoja de Excel en la que se lleve la contabilidad de lo que das y lo que recibes en una relación? Qué tecnológico todo. Qué frío. Qué distópico.

Una vez más la vida va de dejar de mirar hacia fuera, delegando la responsabilidad en lo externo para empezar a mirarnos dentro y trabajarnos. Trabajar nuestra mente-cuerpo. Autoconocernos. Aprender a poner fronteras sanas a los demás. Y así, poco a poco, ir alcanzando la madurez psicológica que nos haga capaces de construir, si así lo deseamos, relaciones funcionales con los otros.

Y, por favor, dejad de matar cosas. Menos empujones y más abrazos.

Siempre, más AMOR.